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Reflexiones sobre devenir psicoanalista.
Escrito por el Lic. Liber Rodríguez
Me interesa en esta reflexión poder dar cuenta de cómo surge mi interés por construirme como psicoanalista, intentar comenzar a valorar mi recorrido y poder poner a circular cuestiones que hacen mi devenir profesional, preguntarme: ¿qué es ser psicoanalista?, ¿qué es ser? ¿Y ¿qué es ser psicoanalista?, a muy grandes rasgos es una identidad más dentro de un mundo de identidades, es nombrar una forma de pensamiento abalado por un paradigma dentro de una estructura institucionalizada con determinados requisitos tanto para poder ingresar como para poder poseer el cartel oficial de “Psicoanalista”.
Iniciar una formación analítica implica riesgos, muchos de los cuales no son registrados ni apalabrados, formarse es un proceso que implica e involucra múltiples tareas psíquicas, como la identificación que también implica otros procesos riesgosos que deben de considerarse como el narcisismo y la omnipotencia, es indispensable pensarlos para metabolizarlos adecuadamente y desafiarlos en pos de devenir psicoanalistas.
Mi interés surge por identificarme en la adolescencia con el tipo de discurso que remite a un lenguaje y no solo a palabras, sino a una estructura dentro de un corpus del saber, conocer lo que no se conoce, la lógica de lo paradojal, ya que no podemos decir que conocemos el inconsciente (cómo gran premisa en el Psicoanálisis) pero tampoco se puede decir que no se conoce, porque se vislumbran sus manifestaciones, en realidad conocemos y no conocemos, y es en la figura misma de la paradoja que permite establecer un espacio de duda entre saber y no saber, y el saber siempre detenta una verdad, y que está se encuentre relativizada me parecía en ese entonces (y hasta ahora) apasionante.
En ese entonces estaba estudiando sólo algún repartido de Freud que se dictaba en clases de filosofía, para algún examen de la asignatura y junto a ello estaba muy presente en mi la obra de Platón.
Para bosquejar que entiendo por “ser” me parece relevante citar del Glosario de Diálogos de Platón, una definición que se da allí: SER: “Las ideas constituyen al ser por excelencia pero, sobre todo, las Ideas superiores, la mismidad, lo idéntico a sí mismo, es decir, la esencia, lo otro, o la alteridad, es decir el no ser, no como nada (que no existe) sino como diferencia que nos permite hacer proposiciones negativas significativas, verdaderas o falsas.”
Su definición de ser nos ubica en algo que da cuenta de lo alterno, de la inmensidad de diversos que pueden atravesar a un sujeto para que devenga ser uno mismo, y son esos entramados esos movimientos, esos nombres que irán decantando a lo largo del tiempo y transformándonos en lo que somos, en las ideas que se van construyendo – de construyendo, modificando para formar un sujeto que podrá dar cuenta de quien es.
Quiero decir con esto que cada sujeto viene con algo, ya desde infans estamos alienados a los otros como lo son el discurso de la madre, del padre, de instituciones, el yo como instancia psíquica dentro del paradigma de aparato psíquico va haciendo anclajes en ciertos puntos identificatorios de todos estos discursos, que no quedan estancos sino que quedan circulando, transfiriendo ideas, conceptos, verdades, sentidos que irán siendo procesados a lo largo del tiempo en base a la historia y el devenir de cada sujeto, o como cada sujeto va configurando su psiquis?
En mi caso soy un psicólogo interesado en el psicoanálisis y cómo a lo largo del camino he ido de construyendo ciertas fantasías que me he armado en base a lo que es ser psicoanalista.
Esta forma de ir generando una identidad en función de un saber o más bien de una escucha particular que va constituyendo a un ser, con determinadas particularidades que hacen su historia y su recorrido en una búsqueda de un saber, un hacerse cargo de (de la existencia) es una tarea muy compleja, que va determinando momentos claves en el desarrollo de la profesión y en lo personal, cuantas resistencias acontecen antes de sentirnos acreedores de cierto saber?, cuanto juega y opera la mirada del otro? ¿O es la de uno mismo? en esta profesión: ¿cuán dificultosa es la tarea de valorizar nuestro tiempo, cual es el valor que le damos al análisis? ¿Cuál es el valor que le adjudicamos nosotros mismos? Junto a esto asocio un pasaje que trae el Rey Lear de Shakespeare en base a la Cuantía con el tema del amor ¿“cuánto me amas” ?, y cuanta demanda de amor depositamos nosotros seres hablantes en nuestro propio análisis?, cuanto de lo ideal ponemos a operar en la transferencia?
Está búsqueda me lleva a evocar el periodo de la adolescencia cuando uno se está construyendo, y busca nuevas lógicas que salgan de las formas papá – mamá, se trata de buscar lo otro, de conquistar nuevos espacios para que puedan ser significados de maneras diferentes por quienes deberemos tomar una postura hacia nuestra propia situación subjetiva y poder metabolizar para lograr apropiarnos de nuestra única y subjetiva forma de ser en el mundo, y con ello me refiero a construir identidad, por eso me parece relevante en el análisis poder sentir y comprender de forma experiencial nuestra forma de existencia bajo el paradigma psicoanalítico, me parece que de forma análoga “…el proceso adolescente como dialéctica a dos puntas donde un yo se reformula en un crisol cuya función es articular los objetos del mundo disponibles con los apetecidos objetos del deseo. Entre las exaltaciones pasionales de esta época de la vida, están las adhesiones: el ansia de pertenecer, de adherir a… y todo con una intensidad desmesurada. Para unos será el sentimiento patriótico, para otros el religioso o el político ideológico, para otros la música o el deporte, quizás alguna otra pasión personal más exótica. (Viñar, pàg.39).
Considero que el devenir psicoanalista o estar en períodos de formación atraviesa un proceso similar, por lo tanto, conlleva duelos, espacios vacíos donde es experienciada la caída de los ideales, pero es desde ese vacío esa falta que se podrá poner a jugar el deseo personal, y hará valer la pena la transición. Lo que se aprende en definitiva es el reconocimiento de la falta.
Pensando mi construcción me pregunto: ¿qué me une al Psicoanálisis? ¿La ilusión?, sin dudas que tiene que ver con lo que le supongo, con los significantes de mi historia, con lo imaginario, con la ilusión, con lo que reviste a toda una teoría.
En definitiva se aprende del psicoanálisis en análisis, y hay un momento en donde nos vamos apropiando de nuestro propio saber y ya no se “necesita” de ese otro que dirija nuestra vida, que nos va a “dar” lo que nos falta, lo que se aprende en análisis justamente es que no hay un objeto que colme suficientemente todo, que no hay nadie que nos pueda satisfacer absolutamente, sin duda que esto intelectualmente lo tenemos muy claro, pero en el plano real aparece siempre la insistencia de esto, es por eso que conlleva años de in- formarnos, com-formanos, trans-formarnos y reconocernos a gusto con quienes somos.
De todas maneras la experiencia de todo conocimiento es la evidencia, y el psicoanálisis es una experiencia, Aristóteles por ejemplo decía que la sensibilidad tiene un carácter originario (origen) en la producción de conocimiento, sin embargo para Platón es de orden regrediente (conocer es recordar), en el sentido de que es algo lógico y no cronológico, por ejemplo en la lógica del chiste en donde tiene una lógica que avanza pero tiene su punto de risa en el comienzo, es decir su sentido, es en la lectura retroactiva, hay algo frente a nuestros ojos que no habíamos visto, no habíamos sido capaces de mirar.
Platón decía que se debe tener una especie de marco formal para poder reconocer eso que se presenta fenoménicamente en el sujeto, es decir que si no hubiese ese antecedente uno pasaría de largo sin haber visto la posibilidad de ese conocimiento. Es decir que el conocimiento que uno va adquiriendo tiene ya una preformación, Sócrates decía: “Ve y conócete a ti mismo” conviértete en lo que eras, no tenemos que convertirnos en otra cosa más que en nosotros mismos, ¿cuánto cuesta convertirnos en nosotros mismos?
Freud escribe en 1937 “la construcción en el análisis” en donde habla de construcción, reconstrucción, de un sujeto dividido escindido, donde está la verdad del sentido?, Este sujeto que cree ser una cosa y por medio de análisis va construyendo otra cosa, me parece que de esa construcción que se va entretejiendo semana a semana se van generando movimientos, no es para encontrar un punto fijo, sino para producir algo, crear algo de ese encuentro con el otro, justamente el dispositivo analítico necesita representarse en el vacío, es como el Khora de Platón, entendida ésta cómo matriz generadora de algo, un espacio en donde algo puede advenir, el Aprés-Coup es un acontecimiento que adquiere significación por algo que sucede a posteriori, un hecho posterior redefine el antecedente, siempre en relación a una temporalidad psíquica.
En definitiva arribe a análisis en busca de una trasformación, acercarme a la vivencia de lo inconsciente, aprender de mi con un otro en transferencia, volcar en ese espacio sentires y palabras que me fueron aconteciendo en el proceso, de lo que se trata es de buscar un sentido singular y subjetivo que valga de anclaje ante la existencia, ser el portador de una verdad única y subjetiva, básicamente SER, y para mi ser en este mundo es hacerme cargo de mí mismo conociendo todas mis limitaciones pero también mis fortalezas, un ser finito en un mundo de posibles.